Me lanzo al ruedo interpretativo nada más ver su Romànic. La primera impresión: por sus colores y sus ondulaciones me lleva a las cerámicas picassianas. Jopelines, pero también me recuerda a esos volantes de vuelo interminable de los trajes femeninos del folklore mejicano. Luego mi cabeza deambula por los cuatro elementos: agua, fuego, tierra, aire. Y pienso en la creación del mundo, porque lo que antes era un interminable volante en movimiento se ha convertido en una espiral de vida que, cual orquesta, emerge acompasada al ritmo que marcan las manos de ese director-creador. Represente lo que represente su Romànic (en caso de que quiera representar algo, pues ya lo decía Picasso, nos empeñamos en ver cosas reales donde el artista sólo ha seguido su impulso creativo y no ha querido representar nada. Y eso era el arte. Yo, no compartiendo en su totalidad esta afirmación del maestro -el artista acumula unos conocimientos de los que no puede deshacerse y que su intelecto usará automáticamente sin pedirle permiso- afirmo que esto que veo es arte. Pues considero arte aquello que espolea, que pone en marcha, que pone a trabajar la mente del receptor. Y la mía -sin pedirme permiso ni nada- ante su Romànic, ha trabajado y disfrutado (de la obra y del propio trabajo como receptor- interpretativo).
De visita, con La Colla, a pintar al Museo de Arte de Catalunya, en la sala del Románico, donde están instalados, entre otras, las pinturas de las iglésias de la valle de Bohí, me topé con una absidiola que sus restos pictóricos me aproximaron mentalmente a obras de pintóres contemporáneos de alto calado. No pude contenerme de intentar interpretarlo. Grcias margarita, ellos, los Románicos, pintaban con gran intensidad de expresión, y eso no ha podido pasar ignorado por los grandes genios que fueron nuestros expresionistas, y abstractos.
Es curioso: cuando lo vi también me pareció ver la falda de una bailarina del folklore mejicano. ¡Qué bueno es que la mente de cada espectador tenga versiones diferentes! Te felicito por tu romantic, Fernando. Un abrazo.
Una vez, por el paso de los años, y las condiciones en que se hallaban, que quedan desdibujadas por los desconches parciales, estas maravillas, o lo que queda de ellas, pueden sugerir infinidad de formas, esto fué lo que me atrajo a pintarla. Muchas gacias Carmen. En tu tierra tambien gozais de maravillas Románicas.
Y yo que puedo hacer?, si la pintura de este absidiolo, precioso, al deteriorarse, mostraba este aspecto, verdad que es inimaginablemente bello, el absidiolo, naturalmente. Muchas gracias por ejercitar el coco.
Me lanzo al ruedo interpretativo nada más ver su Romànic. La primera impresión: por sus colores y sus ondulaciones me lleva a las cerámicas picassianas. Jopelines, pero también me recuerda a esos volantes de vuelo interminable de los trajes femeninos del folklore mejicano. Luego mi cabeza deambula por los cuatro elementos: agua, fuego, tierra, aire. Y pienso en la creación del mundo, porque lo que antes era un interminable volante en movimiento se ha convertido en una espiral de vida que, cual orquesta, emerge acompasada al ritmo que marcan las manos de ese director-creador. Represente lo que represente su Romànic (en caso de que quiera representar algo, pues ya lo decía Picasso, nos empeñamos en ver cosas reales donde el artista sólo ha seguido su impulso creativo y no ha querido representar nada. Y eso era el arte. Yo, no compartiendo en su totalidad esta afirmación del maestro -el artista acumula unos conocimientos de los que no puede deshacerse y que su intelecto usará automáticamente sin pedirle permiso- afirmo que esto que veo es arte. Pues considero arte aquello que espolea, que pone en marcha, que pone a trabajar la mente del receptor. Y la mía -sin pedirme permiso ni nada- ante su Romànic, ha trabajado y disfrutado (de la obra y del propio trabajo como receptor- interpretativo).
ResponEliminaAbrazotes gordotes
De visita, con La Colla, a pintar al Museo de Arte de Catalunya, en la sala
Eliminadel Románico, donde están instalados, entre otras, las pinturas de las iglésias
de la valle de Bohí, me topé con una absidiola que sus restos pictóricos me
aproximaron mentalmente a obras de pintóres contemporáneos de alto
calado. No pude contenerme de intentar interpretarlo.
Grcias margarita, ellos, los Románicos, pintaban con gran intensidad de
expresión, y eso no ha podido pasar ignorado por los grandes genios que fueron
nuestros expresionistas, y abstractos.
Es curioso: cuando lo vi también me pareció ver la falda de una bailarina del folklore mejicano.
ResponElimina¡Qué bueno es que la mente de cada espectador tenga versiones diferentes!
Te felicito por tu romantic, Fernando.
Un abrazo.
Una vez, por el paso de los años, y las condiciones
Eliminaen que se hallaban, que quedan desdibujadas por los
desconches parciales, estas maravillas, o lo que queda
de ellas, pueden sugerir infinidad de formas, esto fué
lo que me atrajo a pintarla.
Muchas gacias Carmen. En tu tierra tambien gozais de
maravillas Románicas.
Bueno, a cada uno nos has hecho imaginar una situación, yo pensé en un carrusel de la feria, que giraba de forma incontrolada. Muy imaginativo.
ResponEliminaY yo que puedo hacer?, si la pintura de este
Eliminaabsidiolo, precioso, al deteriorarse, mostraba
este aspecto, verdad que es inimaginablemente
bello, el absidiolo, naturalmente.
Muchas gracias por ejercitar el coco.